El Rol y las Intervenciones del Psicólogo forense, en el abordaje interdisciplinar del abuso sexual infantil

Abstract
Este proyecto de investigación se presenta como un trabajo integrador final (TIF), requisito obligatorio para completar la formación de grado de la carrera. El mismo pretende exponer y describir el rol que cumple el psicólogo en el ámbito de la psicología forense, en relación a los casos de abuso sexual infantil. Fue realizado tomando como base la experiencia obtenida en el marco de las prácticas profesionales supervisadas en la carrera de Licenciatura en Psicología de la Facultad de Ciencias de la Salud, de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino en el año 2016. Fueron llevadas a cabo en el edificio palacio de tribunales emplazado en San Miguel de Tucumán (centro judicial capital). En su interior se tomó contacto con el Gabinete Psicosocial. Este es un cuerpo auxiliar que depende de la corte suprema de justicia, integrado por psicólogos y trabajadores sociales que se desempeñan como auxiliares de la misma. Cumplen la función de peritos, debiendo aportar elementos propios de su disciplina para coadyuvar a una mejor comprensión de las situaciones que se plantean a las autoridades jurisdiccionales. En mayor o menor medida los maltratos a la infancia son una constante histórica que se produce en todas las culturas, en todas las sociedades y en cualquier estrato social. constituyéndose como un problema universal y complejo, resultante de una interacción de factores individuales, familiares, sociales y culturales. Sobre esta compleja problemática se entrecruzan diferentes discursividades, siendo el discurso jurídico el que cobra mayor relieve dentro de los abordajes existentes, a la par del discurso psicológico que da cuenta de los aspectos subjetivos presentes (Bettina Calvi, 2004). El abuso sexual infantil (ASI) se presenta como una de las peores formas de Violencia contra la niñez y adolescencia; sin embargo, a pesar de que constituye un problema creciente en nuestra sociedad y en el mundo, la mayoría de los casos no son Detectados ni denunciados. (Virginia Berlinerblau, 2017) Un Estudio Global elaborado por el fondo de las naciones unidas para la infancia (UNICEF) en el año 2014 estima que 1 de cada 10 niñas sufrieron 8 abuso sexual en su infancia. En el mismo sentido un informe de septiembre de 2016 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) expone que 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 varones han declarado haber sufrido abusos Sexuales durante su infancia. Los datos mencionados dan cuenta de que esta problemática afecta fuertemente a la niñez y la adolescencia en todo el mundo, la cual plantea desafíos teóricos y prácticos tanto a las instituciones de salud como a otras entidades y a la sociedad en su conjunto. Este fenómeno provoca importantes y perdurables efectos sociales, físicos y psicológicos, tanto a corto como a largo plazo. A diferencia del maltrato físico donde el diagnóstico depende de la posibilidad de ver las lesiones y de la negligencia adulta hacia el bienestar infantil, que se diagnostica al ver niños privados de los cuidados parentales básicos, la detección del niño que fue o está siendo víctima de abuso sexual depende de poder escucharlo para saber qué pasó. La importancia de escuchar al niño cuando toma la palabra está en que su relato en muchas ocasiones, es la única evidencia del abuso cometido en su contra. A pesar de ser una de las formas más tremendas de violencia hacia la infancia, los chicos tienen miedo de hablar porque son niños, porque se los juzga, por temor a las represalias, porque sienten culpa y vergüenza. En palabras de la Doctora Irene Intebi, psiquiatra infanto-juvenil y psicóloga “Es posible comparar sus efectos al de un balazo en el aparato psíquico: produce heridas de tal magnitud en el tejido emocional, que hacen muy difícil predecir cómo cicatrizará el psiquismo y cuáles serán las secuelas”. Por todo lo antes mencionado, se hace evidente la importancia de intervenir profesionalmente este fenómeno. Abordar una situación de malos tratos o de abusos en un menor es una tarea compleja, difícil y larga, el cual requiere de un abordaje integral y articulado, que permita trabajar esta grave problemática desde lo social, legal, lo psicológico, médico y lo contextual para prevenir o en su defecto, asistir a las pequeñas víctimas. Por último, me parece pertinente aclarar que, a lo largo del presente trabajo, se hará mención a las siglas “NNyA”, con el propósito específico de referirnos a “niños, niñas y adolescentes”.
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psicologo forense
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